Blog personal de Ángela Beato. Escribo lo que siento. Digo lo que pienso. Procura no tomarme demasiado en serio.

sábado, 30 de abril de 2016

Un buen fin de semana para el cine español

Esta semana estamos de suerte porque se estrenan tres títulos españoles de primera. ‘La punta del iceberg’ es un thriller dirigido por el debutante en el largo David Cánovas y protagonizado por Maribel Verdú y Carmelo Gómez. La trama se sitúa en una gran empresa multinacional donde se suicidan tres de sus empleados. Una alto cargo de la compañía se encargará de investigar lo sucedido para descubrir que el ambiente en la empresa no es todo lo bueno que podría esperarse. 


El segundo título español es la comedia ‘La noche que mi madre mató a mi padre’. Inés París, que también escribe el guión a medias con Fernando Colomo, dirige un completo reparto de rostros conocidos encabezado por Belén Rueda que comparte cartel con Eduard Fernández, María Pujalte, Fele Martínez y Diego Peretti. Es la historia de una cena en la que se juntan la anfitriona, su marido escritor, la exmujer de este dedicada a la dirección de cine, un actor argentino al que quiere fichar, el ex de la anfitriona y su nueva novia que se encandila con el actor. La cena se va enredando y todos acaban perdiendo los papeles. 


Completa el trío de cine hispano ‘Quatretondeta’, de Pol Rodríguez, una disparatada historia protagonizada por José Sacristán, Laia Marull y Sergi López cuyo argumento toma como punto de partida el conflicto que surge entre un viudo y su hija cuando esta no le deja enterrar el cadáver de su difunta esposa porque la quiere repatriar a París. Al final lo robará para cumplir la promesa que le hizo a su mujer: llevarla a descansar a un pequeño pueblo del interior de Alicante: Quatretondeta. Lo malo es que no recuerda el camino y se pierde. 


En cuanto al cine de importación, lo más destacado de esta semana es 'Capitán America: Civil War' de Marvel, la continuación de los 'Vengadores: La Era de Ultrón'. Este grupo de superhéroes sigue con tarea de proteger a la humanidad aunque con alguna dificultad. Los daños colaterales de un incidente en el que se vieron envueltos exigen depurar responsabilidades. En los papeles protagonistas de nuevo Chris Evans, Robert Downey Jr. y Scarlett Johansson. 


Hay otro título con fuerte tirón comercial: ‘Feliz día de la madre’ que se estrena oportunamente en el fin de semana de la ídem. El experto en comedias románticas Garry Marshall dirige las historias de tres grandes mujeres y un hombre estupendo que se entrelazan en ese día tan especial. Ellas son tres divas de Hollywood: Jennifer Aniston, Julia Roberts y Kate Hudson, y él es Jason Sudekis. Mucho arroz para tan poco pollo…


Llega a la cartelera también ‘Trumbo’, un biopic sobre la historia de uno de los guionistas más controvertidos del Hollywood clásico, Dalton Trumbo, autor del guión de 'Espartaco' o 'Johnny cogió su fusil', basado en su propia obra. Sufrió en sus carnes la caza de brujas y se negó a testificar en los juicios del Macarthismo. Su postura le valió la cárcel y el exilio. El protagonista de la serie ‘Breaking Bad’, Bryan Cranston, da vida al guionista y con él en el reparto Diane Lane, Helen Mirren o John Goodman.


Otra cinta con tintes políticos basada en hechos reales es ‘El caso Fritz Bauer’, un drama alemán que cuenta cómo doce años después del final de la era nazi el fiscal general de Alemania se propone detener y llevar ante la justicia a los que participaron en aquel crimen. 


De una película intensa a otra que no puede ser más ligera: ‘Los Andersson en la nieve’, una comedia sueca de enredo donde veremos a esta simpática familia embarcarse en un viaje a esquiar pensando que les ha invitado la familia de la chica de la que su hijo está enamorado. En realidad todo es una treta para recuperar a la chica. 


La cuota francesa de la semana la pone ‘Monsieur Chocolat’, que retrata la vida de Rafael Padilla, más conocido como Chocolat, el primer artista negro en aparecer en un escenario francés. Nacido en Cuba, siendo niño se trasladó a Europa. En España trabajó como sirviente, limpiabotas y obrero en la mina. Pero el destino le llevó a Francia, a trabajar en el circo y a formar pareja artística con un payaso de cara blanca, Footit. 


Termino el repaso con ‘Ratchet & Clank: la película’, una cinta de animación basada en una famosa serie de videojuegos de la Play. El fascinante argumento nos lleva al planeta Veldin, donde Ratchet sueña con convertirse en uno de los héroes de los Galactic Space Rangers. La oportunidad le llega cuando se convoca una prueba para incorporar nuevos miembros.


Estas son algunas de las nuevas propuestas, películas para todos los gustos. Ahora os toca a vosotros elegir. Y, por si alguien quiere escuchar, aquí tenéis el repaso de estrenos en formato podcast.



viernes, 29 de abril de 2016

Rosendo y su sentido común carabanchelero

Nunca he sido lo que se entiende por fan de Rosendo Mercado. Sí es cierto que he tenido épocas en mi vida de corear ‘Maneras de vivir’, ‘Corre, corre, corre, que te van a echar el guante...’ o ‘Loco por incordiar', sobre todo en mi tierna juventud, cuando me movía por el Abastos, la Cantina, el Taurino… antros de mi pueblo donde desperté a la vida, los vicios, el amor…


Su música no es de mi estilo, pero en las noches de jarana, cuando sonaban sus canciones allá por mediados de los 80, toda la pandilla de amigas nos poníamos a dar botes y a gritar los estribillos, hacíamos como que tocábamos guitarras imaginarias y movíamos la cabeza delante y atrás hasta desmelenarnos. Rosendo era el macarra que nos hacía saltar y ponernos chulas. Así que siempre lo he considerado como uno más de los elementos que forman parte de mi historia y contribuyeron a marcar mi carácter. 

Ahora, además, se ha ganado todo mi respeto por lo cabal y coherente de sus planteamientos y su reacción al saber que Somos Madrid, a través de la Junta municipal de Carabanchel, pretende llevar al pleno del próximo 5 de mayo la propuesta para erigir una estatua en su honor. Lo que ha dicho Rosendo es de puro sentido común.


Luego ha tenido que matizar al ver que algunos se escocían con el rechazo. Qué tiempo este en el que hay que matizar y dar explicaciones de todo lo que se dice.

Vivimos en un país con una tasa de paro en torno al 20%. Desde el inicio de la crisis las familias han visto cómo bajaba su renta y aumentaba su deuda. Con más de 250.000 habitantes, Carabanchel ha pasado de ser un barrio obrero humilde a un barrio ocupado y en paro. Es de las zonas de la capital donde se registra un mayor desempleo y, cuando sale en las noticias, casi siempre va en la sección de sucesos con reyertas de bandas latinas o tensión vecinal por la presencia de okupas. De modo que es bastante probable que haya otras necesidades prioritarias en el barrio antes que colocar una estatua para que la caguen los pájaros y la pintarrajeen los gamberros.

Cuando el Imperio Romano extendía su poder por el mundo a base de conquistar nuevos territorios, tenía por costumbre levantar imponentes estatuas de los emperadores y monumentos conmemorativos de gestas bélicas, para recordarles a los habitantes a quiénes debían rendir pleitesía como súbditos. Siglos después, no dudo que los seguidores de Rosendo que viven en Carabanchel sientan la necesidad de adorar en su barrio una estatua de su ídolo, aunque quizá la mejor manera de honrarle sea ir a sus conciertos, comprar sus discos y seguir coreando eso de ‘…prometo estarte agradecido…’.


jueves, 28 de abril de 2016

Mi primera multa de tráfico

Una nueva experiencia en mi vida. Ya sé lo que se siente cuando te para la Guardia Civil para ponerte una multa de tráfico. Nunca había experimentado esa situación y, en el fondo, me sentía un poco un bicho raro. Un radar de Tráfico me hizo ayer una foto cuando circulaba a 91 km/h por una zona donde el límite de velocidad señalizado era de 80. Cometí la vergonzosa ilegalidad de superar en 11 km/h lo permitido. 


No me dio tiempo a aminorar más antes de pasar por donde los agentes habían colocado estratégicamente su coche radar camuflado. De hecho ni me percaté de que me hacían la foto. Yo iba entretenida escuchando a Gemma Nierga en la SER despedir a su invitado antes de la desconexión para la publicidad regional de mediodía y supe entonces que llegaba tarde al trabajo, así que mis sentidos no estaban para detectar trampas.

El caso es que cuando me aproximaba a la rotonda de la M-503 por la que cojo habitualmente el desvío a Pozuelo, me extrañó ver un ligero atasco de coches. Nada me hizo sospechar hasta que alcancé la glorieta y vi cómo un agente de la Benemérita paraba a los coches que circulaban por el interior y me hacía un gesto para que me dirigiera al arcén. Pensé que se trataba de un control de alcoholemia y me dije, "Vaya, justo me tiene que tocar a mí el test, hoy que voy tan tarde". Y me resigné pensando que iba a vivir una experiencia nueva y con la tranquilidad de estar segura del resultado: 0,0. 

Pronto descubrí que no querían que soplara. La razón de haber sido elegida por la Guardia Civil se llamaba ‘multa por exceso de velocidad’ que, afortunadamente, no lleva aparejada la pérdida de puntos del carnet. De todos modos ando sobrada de puntos, 15 tengo, porque hasta el episodio de ayer yo había sido una conductora modélica y me habían ido bonificando. He aquí la prueba.


Todo resultó muy civilizado y cordial. Fui capaz de encontrar mi permiso de conducir superando con éxito los nervios de toda primera vez. Mientras el agente comprobaba en su coche patrulla mis datos, encendí la radio para escuchar las últimas noticias del mediodía. Incluso me dio tiempo a coger el móvil y poner algún whatsapp avisando de mi retraso por el incidente. Luego fui informada sobre mis derechos, como por ejemplo, que podía reclamar la foto -algo a lo que me sentí tentada para poderla colgar en este post como prueba ilustrativa- y sobre la manera de abonar la multa y el descuento por pronto pago. Finalmente, me guardé mi primera -y espero que última- denuncia de tráfico y retomé mi camino, no sin antes aceptar la oferta del Guardia Civil de parar la circulación para poder reincorporarme sin dificultad a la rotonda. Ese momento único hizo que el resto mereciera la pena. Solo le faltó una banda sonora.

Estoy haciendo un ejercicio catártico confesando este vergonzoso suceso que se ha saldado, por cierto, con 50 euros, cantidad que ya he pagado por internet para beneficiarme del descuento. Es estupendo que la DGT facilite las gestiones a los conductores, incluido el pago de multas. Y eso que yo estaba dispuesta a cumplir mi pena allí mismo, pero el guardia no sacó su datáfono, lo que me extrañó. Igual que el hecho de que no solicitara mi firma. 

En fin, como yo soy muy de buscar la moraleja a todo lo que me sucede en la vida, resumo aquí algunas de las enseñanzas extraídas:

-A partir de ahora ajustaré perfectamente mi conducción a las indicaciones de la vía, por mucho que otros vehículos acerquen su morro al culo de mi coche, me piten y me den las largas para que acelere o les deje pasar, aún yendo por el carril de la derecha.

-Debo estar atenta a cualquier vehículo sospechoso aparcado en los arcenes. Podría ser un radar camuflado... y los carga el diablo.

-Para no ir con prisas, lo mejor es salir antes. 

-Podían haber puesto el control la semana que viene que ya habré acabado mi contrato y no habría cogido esa ruta, pero la Ley de Murphy es caprichosa. 

-No soy la única, tampoco en esto. He aquí una noticia de ayer mismo.

-En un minuto gasté el equivalente en euros a cuatro aperitivos para cuatro o dos sesiones familiares de cine. 

-Y, por último, ya puedo decir qué se siente cuando te para la Guardia Civil. 

miércoles, 27 de abril de 2016

¿Algún politólogo en la sala?

Recuerdo que en los primeros pasos de esta breve legislatura, allá por el 27 de enero, cuando se discutía en el Congreso sobre la ubicación de los partidos en el hemiciclo, en vista del panorama y la dificultad de los líderes políticos para ponerse de acuerdo, pedía yo en este mismo blog que fueran eligiendo fecha cuanto antes para votar de nuevo y nos ahorraran tiempo, dinero y vergüenza. 

Unos días después, en un post del 3 de febrero, vaticinaba lo que hoy 27 de abril, ya es un hecho. Cierto es que no había que tener muchas dotes de clarividencia para adivinar que íbamos a repetir elecciones. Más de tres meses perdidos soberanamente y, al final, pasaremos casi un año con un gobierno en funciones.

Vamos de nuevo a las urnas y lo peor es que los partidos no tienen previsto cambiar absolutamente nada en su estrategia de cara a esta nueva cita electoral. Deben confiar en que los ciudadanos corrijamos por nosotros mismos el ‘anómalo’ resultado del 20 de diciembre, después –eso sí- de someternos a la insoportable tortura de otra campaña cuando aún no hemos terminado de digerir la anterior. 


Es curioso y preocupante –al menos a mí me lo parece- este punto de no retorno en el que nos hallamos y me surge una duda imaginando el escenario apocalíptico al que esta situación nos pueda conducir. Si nada cambia, si los políticos mantienen las mismas listas que en diciembre, con iguales argumentos que entonces, las mismas líneas rojas y similares equipos negociadores con idénticas posturas inflexibles… y si los ciudadanos insisten en dar su apoyo a los mismos partidos que hace cuatro meses… en definitiva, si nada se mueve, ¿qué hacemos?

O algo peor, ¿qué pasa si una amplia mayoría decide castigar la incapacidad de nuestros líderes políticos absteniéndose o votando en blanco?

¿Algún politólogo en la sala?


martes, 26 de abril de 2016

Comunicando

Trabajo con las palabras, escribo, trato de contar cosas para informar a la gente. Al estar temporalmente en un gabinete de prensa se supone que lo que cuento es lo que me indican que debe saber el público al que me dirijo y mi relato ha de ser entendido a la primera y sin dificultad por quien lo lee. Con ese objetivo doy vueltas y más vueltas en busca de la frase sencilla, completa, perfecta. Cada párrafo tiene su sentido, el orden de la narración tiene un porqué, al comienzo lo más importante y desde ahí hasta el final el resto de los datos en función de su interés. De esa manera, si no lograra que el receptor leyera completa la noticia, al menos habría conocido lo más importante. Por eso, cuando alguien pide aclaración sobre lo que he escrito, supone para mí un fracaso. Si mi audiencia no ha sido capaz de entender el sentido de lo que he querido decir es que he fallado. No he sabido comunicarme.

Estos días tengo en casa una niña francesa. Se supone que está aprendiendo español y viene para practicarlo en un intercambio escolar. Ahora está aquí con mi hija y en unos quince días será mi hija la que viaje a su país. Las dos son principiantes en las respectivas lenguas ajenas y están tratando de entenderse de todas las maneras posibles. Noto la frustración cuando son incapaces de encontrar las palabras para expresarse y cómo claudican recurriendo al móvil. El traductor de Google echa humo, pero auguro que en un par de días habrán salvado la barrera idiomática. Y ahí es donde quería llegar. Muchas veces es más fácil comunicarse hablando distintos idiomas que utilizando la misma lengua. La clave está en la capacidad de comprensión y en el esfuerzo que se haga por hacerse entender. 

Hay ocasiones en que uno de los interlocutores, en sus ansias por entender lo que quiere oír, reinterpreta al otro y traduce los asentimientos y gestos diplomáticos como declaraciones propias para contárselas a un tercero. Entonces la comunicación se convierte en algo parecido a ese juego infantil que llamábamos el teléfono escacharrado. Por ejemplo, la última ronda de contactos con el Rey es uno de esos casos. Esa manía que tienen los líderes políticos llamados a consultas de hacer un resumen de su conversación con el monarca y disfrutar así de su minuto de gloria no sirve más que para sacar titulares de donde no los hay. Analicemos la mecánica de estos encuentros de cortesía: Felipe de Borbón se ve obligado a ir recibiendo uno por uno a los portavoces de cada grupo con representación, les saluda, les da los buenos días, hablan del tiempo y terminan comentando cómo están las cosas. Que levante la mano quien se imagine al Rey diciéndole al señor de Foro Asturias “a ver si es posible que no deis el coñazo mucho a los electores y no gastéis demasiada pasta en la campaña, que no está el país para andar tirando el dinero”. Si fuera su padre el que ocupara el trono todavía tendría cierta credibilidad la escena, pero con el actual monarca me cuesta visualizarlo. Igual que me resulta difícil de creer ese momento del ciudadano Borbón diciéndole al ciudadano Garzón “oye colega, ¿cómo van las cosas con Iglesias? Estoy muy interesado en vuestra confluencia, cuenta, cuenta”. 

Ay, la comunicación, ese fenómeno tan complicado…


domingo, 24 de abril de 2016

El regalo que se merece una madre

Pensaba que hoy no tendría tiempo de escribir nada. Llevo todo el día tratando de que mi casa parezca limpia y ordenada para que la niña francesa que llega mañana de intercambio piense que ha tenido mucha suerte con la familia que le ha tocado. Qué duras son las tareas domésticas. Y qué agotadoras. Y qué rápido hay que volver a meterse en faena. Seguro que cuando se presente nuestra huésped ya habrá vuelto a anidar el polvo en los muebles y por el suelo se habrán reproducido la arena y las migas. 

Bueno, el caso es que hemos hecho un pequeño descanso en el zafarrancho para abastecernos de provisiones. Justo ahí, en el centro comercial, es donde he encontrado la inspiración. Y aunque sea breve, no me puedo resistir a dedicarle un post al asunto. Obsérvese el despliegue comercial que ha hecho el supermercado Alcampo de cara al Día de la Madre que se celebra dentro de una semana: dos estanterías repletas de productos con los que sueña una mujer que alguna vez en su vida ha dado a luz… o al menos eso deben pensar los responsables de marketing de la cadena.



Como habréis podido comprobar, encontramos todo tipo de electrodomésticos, desde el socorrido aspirador, hasta el robot de cocina, la cafetera, el exprimidor, el microondas, la tostadora o cualquiera de los múltiples inventos que nos han hecho más sencilla la vida en la cocina. También sugieren otros pequeños aparatos creados para contribuir a la belleza femenina: una amplia gama de depiladoras, planchas para el cabello, rizadoras o secadores. No falta en esta sección con promociones maternales el menaje para el hogar y, naturalmente, las tradicionales flores. La mejor manera de felicitar a mamá debe ser regalándole algo para que se sienta una feliz amita de su casa.

Quizá no me he fijado bien, pero no me ha parecido que en las estanterías dedicadas a ofrecer ideas para regalar a las madres hubiera libros, ni de papel ni electrónicos; no encontré smartphones, ni relojes, ni tablets, ni ordenadores, ni gadgets de ningún tipo, ni cámaras de fotos, ni auriculares, ni música… Para qué. Una madre solo aspira a tener una buena vajilla en la que servir la comida caliente a sus vástagos, un aspirador para declarar la guerra a las pelusas del parquet y, como deferencia a la típica preocupación femenina por nuestro aspecto físico, una depiladora para lucir una piernas suaves sin vello que el papá de nuestros hijos quiera acariciar. 

En fin. Se me va echando el tiempo encima, así que me vuelvo a mis tareas del hogar.

viernes, 22 de abril de 2016

Si Cervantes levantara la cabeza

Tal día como hoy, hace 400 años, moría Miguel de Cervantes. Sí, fue hoy. A pesar de que el Día del Libro lo celebramos el 23 de abril conmemorando esta pérdida, en realidad el 23 fue cuando le dieron sepultura. 

Nunca he leído el Quijote, lo confieso, sí he repasado algunos episodios, extractos que nos hacían analizar en el colegio y el instituto cuando todavía dábamos EGB, BUP y COU, pero nunca tuve ni el coraje ni la paciencia para atreverme con un libro de casi 1.500 páginas escrito en un castellano de difícil comprensión para una escolar. Podía haberlo intentado ya crecida, pero es de esas asignaturas pendientes que tiene todo el mundo. Me pasa lo mismo con la Biblia. El volumen me echa para atrás. Algún día, cuando encuentre un momento…


Eso sí, no haber leído la obra culmen del mayor novelista de la historia de este país no significa que no sea capaz de apreciar la notable calidad de su autor y me abochorne asistir a representaciones como la de ayer en el Congreso. Hasta Don Miguel debió removerse en su tumba de las Trinitarias al comprobar lo poco literario del discurso del actor que le emulaba. Una cosa es hacer humor con ingenio, que de eso sabía bien el padre del Quijote, y otra recurrir al guión de un monólogo de Club de la Comedia.

Si Cervantes levantara la cabeza… no sé de qué lado se pondría en otra de las polémicas del día, si estaría a favor del Pablo Iglesias soberbio que critica a la prensa y cita a un profesional de los medios que no le hace de palmero, o de parte de los periodistas que, después de este ataque, no terminan de defender en bloque claramente su independencia y profesionalidad, por si les acusan de corporativismo. ¡Venga ya!

Al margen de si las empresas periodísticas tienen sus propios intereses económicos y de si es la cuenta de resultados la que miran a la hora de plantear su línea editorial, alguien que se despacha de la manera en que lo hizo el diputado Pablo Iglesias, -lo siento- no puede aspirar a llegar ni siquiera a presidente de su comunidad de vecinos. Y lo que verdaderamente más me inquieta es ver a los alumnos de la Complutense riéndole las ocurrencias. Esperaba más pensamiento crítico en el campus. No le voy a negar a cualquiera su derecho a manifestar lo que le venga en gana y opinar sobre el asunto que se le antoje, pero un representante de la clase política no es cualquiera. 

Comprendo la decisión de los colegas periodistas que se sintieron agredidos y se levantaron de sus asientos. Y aplaudiría que se seleccionaran mejor los eventos informativos que hay que cubrir, con la de cosas que pasan…. Ya lo dijo el propio señor Iglesias, un entorno académico no es una rueda de prensa, así que planteémonos si tiene sentido mantener la costumbre de seguir a los fabricantes de titulares hasta cuando van al wc. A veces no hay necesidad. Que tiren de Periscope y tuiteen sus perlas… Aunque también hay que admitir que si no hubiera habido cámaras y periodistas ayer en la Facultad de Filosofía de la Complutense, no habríamos podido contestar con criterio a la pregunta del politólogo Ramón Cotarelo, antiguo profesor del líder podemita y ahora –evidentemente- desencantado con sus exalumnos.


Mi reflexión: la prensa de este país debería unirse y decir NO.

No al plasma.

No a las ruedas de prensa sin preguntas.

No a la quema de mensajeros.

No a trabajar gratis.

No a dejarse manejar por el objeto informativo, ni por la empresa que la alimenta.

Una cosa más para terminar. La sorprendente e infantil reacción del líder de Podemos, todo un serio representante del poder político de este país que aún no ha debido de entender eso de que es imposible gustarle a todo el mundo, lo único que demuestra es que algo debe estar haciendo bien esa parte de la prensa crítica cuando –a juzgar por su tono ácido- tanto le escuece o le pica. 

¿Y por qué demonios he terminado yo hablando de la prensa y de Iglesias cuando lo que quería era hablar de Cervantes? Para remediarlo, termino citando una de sus atinadas frases: “La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde”.

miércoles, 20 de abril de 2016

Por qué hay gente que escupe en la calle

Hoy me asaltaban las dudas. No sabía si dedicar este post a Bernie Ecclestone, por decir que las mujeres no somos lo suficientemente fuertes como para pilotar un coche de Fórmula 1. Me intrigaba también el caso de José Ángel Taboada, ese hombre gallego con síndrome de Diógenes que murió solo en medio de la basura que acumulaba en su casa, mientras en su Facebook atesoraba más de 3.500 ‘amigos’ ignorantes de su verdadera situación. Resultaba tentador detenerse en un lugar del suroeste de Francia llamado Arcachon, donde ya saben cómo combatir a los vándalos que, por sistema, amputaban el pene a una estatua de Hércules que adorna el municipio: la solución no es otra que recurrir a una prótesis del miembro viril de quita y pon que se colocará cuando haya una ceremonia y se desmontará después. Asunto resuelto... aunque me temo que el que sale perdiendo es el pobre dios griego... 

Como comprenderéis los tres son temas que dan para mucho, pero de repente he visto a un joven escupiendo en la calle y no he podido evitar decantarme por este último asunto, que bordea lo escatológico, pero que me supera. 


Un país donde la gente escupe en el suelo en medio de la calle, no puede aspirar a conquistar el mundo… a no ser que ese país se llame China, claro, y ya ni eso, porque tengo entendido que desde hace unos años, al menos en Pekín, se multa al que pillan haciendo gala de esa mala costumbre. No así en Nepal o en Birmania, donde los viandantes tienen que ir sorteando el fuego cruzado salivar. 

No es la primera vez que me topo con alguien que suelta un escupitajo. Y no hablo de gente mayor, procedente de mundos lejanos o sin formación. Me refiero a jóvenes, nativos digitales diría yo, mayoritariamente hombres, aunque también he pillado a alguna dama soltando por la boca ese asqueroso gargajo sobrante. Si hasta las palabras que definen esa sustancia suenan fatal: gargajo. ¿Y qué me decís de esputo? O expectoración. ¿Y flema? Por no hablar de mucosidad. O salivazo.

Escupir en la calle es una auténtica guarrada. Me parece una costumbre de otra época. Una falta de educación. Solo pensar en que pueda llevar pegado en la suela de mi zapato el escupitajo del desconocido con el que me acabo de cruzar me da náuseas. Igualmente me repugnaría si fuera el de alguien conocido e incluso apreciado –ojo-, en eso no hago distinción.

Entonces, por qué escupe la gente. Que lo hagan los deportistas todavía tiene un pase, aunque sigue provocándome el vómito ver a los futbolistas disparar certeramente esa secreción contra el césped o a los atletas taparse uno de los orificios de la nariz para soltar a presión la mucosidad por el otro. Pero la gente que va tranquilamente andando por la calle y arroja su escupitajo, ¿a qué obedece ese comportamiento? ¿qué deseo incontrolable les posee? ¿Qué les impide esperar a llegar a un baño para desahogarse en la intimidad, o recurrir a un pañuelo, o tragárselo como hacemos los demás? ¿Escupen en el suelo de su casa? Imagino que no, aunque nunca se sabe. Hubo un tiempo, hace muchos años, antes de la evolución hacia el ciudadano español contemporáneo, en que los bares se vieron obligados a colocar en sus paredes carteles donde rezaba ‘Prohibido escupir’.

En fin, no me cabe en la cabeza que alguien mantenga esta asquerosa costumbre que, no solo ensucia y agrede visualmente a los demás, sino que, por lo visto, también es perjudicial para la salud del propio escupidor. Leo en el suplemento del diario El País La Buena Vida que la saliva es buenísima dentro de nuestro organismo. Y apuntan los expertos que nuestra salud bucal depende de la cantidad que segregamos. Así que, si no lo hacen por los demás, por favor, que cierren la boca por ellos.

lunes, 18 de abril de 2016

La burbuja de las apps

Creo que estamos creando aplicaciones por encima de nuestras posibilidades. Me refiero a las conocidas como apps para móvil. Leo que también están viniendo a revolucionar el terreno sentimental estas herramientas tecnológicas que -se supone- facilitan las relaciones interpersonales. Desde las que te echan una mano a la hora de ligar, como Tinder, Muapp, Adopta un tío, Happn, Ziip y otras miles más, hasta incluso las que, como Boompi, te permiten incorporar a tus amigas a la historia para que comprueben en tiempo real los primeros escarceos con Romeo, para luego comentar con ellas la jugada. 

Alguien ha pensado que también encontraría mercado una aplicación que ayudara al usuario a ser el mejor novio. Betterboyfriend se llama, y como su propio nombre indica, esta herramienta se ocupa de esa parte engorrosa de la relación que abarca desde recordar fechas señaladas hasta tener detalles de esos que -dicen- nos gustan a las chicas. El servicio organiza citas románticas y envía regalos a la pareja por unos 62 euros al mes, un precio módico por mantener encendida la llama y contenta a la parienta, mientras en el fondo el cliente sigue a lo tuyo.

Del otro lado alguien debió caer en la cuenta de que quizá lo más útil es dejarse de parejas y limitarse a guardar las apariencias. Con esa filosofía nace Invisibleboyfriend, pensada particularmente para las mujeres solteras a las que les dan la tabarra con eso de estar solas. Ese novio invisible que le procura la aplicación proporciona pruebas, coartadas, mensajes y lo que necesites. Un sueño hecho realidad. Se puede crear al novio ideal y seguir disfrutando de una vida real de ‘single’, mientras callas las bocas de quienes te llamaban solterona. 

Hay aplicaciones para detectar metales, para ordeñar una vaca, para calcular cuándo te va a venir el periodo, para conocer tu estado de ánimo, para evaluar tu técnica al besar, para predecir tu muerte -que hay que tener ganas-, e incluso para simular que te tiras un pedo.

Sospecho que después de la inmobiliaria, la próxima burbuja que va a explotar va a ser esta. 

sábado, 16 de abril de 2016

La semana de las secuelas, remakes, revisiones y biopics

El mal tiempo anima a ponerse a cubierto, por ejemplo, en una sala de cine, así que aquí va el repaso de los estrenos de la semana que hoy comienza con ‘Cantinflas’, el biopic sobre el cómico mejicano interpretado por Oscar Jaenada, que repite caracterizado como un personaje mítico. Ya lo bordó con Camarón y ahora vuelve a parecer el mismísimo Mario Moreno. El argumento se centra en cómo se gestó la película 'La vuelta al mundo en 80 días', que terminaría ganando cinco premios Oscar, y que le sirvió a Cantinflas para ganar un Globo de Oro.



Vamos ahora con ‘Víctor Frankestein’. La enésima versión sobre cómo este científico científico y su protegido, Igor Strausman, quieren ayudar a la humanidad a través de una investigación sobre la inmortalidad, pero al final el experimento de Frankenstein se le va de las manos. James McAvoy es el doctor y Daniel Radcliffe, el ya crecido Harry Potter, es Igor.



La tercera de hoy es otro remake, en este caso de la cinta argentina ‘El secreto de sus ojos’, de Juan José Campanella. Esta la han titulado ‘El secreto de una obsesión’ y está protagonizada por Julia Roberts y Nicole Kidman. La historia va de un equipo del FBI que se ve directamente afectado en una de sus investigaciones cuando descubren que la hija adolescente de una de las agentes ha sido brutalmente asesinada.



Más revisiones cinematográficas. Ahora llega el turno de 'El libro de la selva 2016', una nueva epopeya de acción real sobre Mowgli, que interpreta un debutante llamado Neel Sethi. Como en anteriores entregas veremos las aventuras de este niño criado por una manada de lobos en la selva y cómo le afecta el hecho de tener que abandonar el único hogar que ha conocido en toda su vida.



Más películas épicas. ‘Race. El héroe de Berlín’. Está basada en hechos reales, la increíble historia del mítico atleta Jesse Owens, el rey de la velocidad que saltó a la fama durante los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, cuando obtuvo unas marcas espectaculares y puso en cuestión la supremacía de la raza aria. Dirige Stephen Hopkins y en el reparto veremos a Stephan James, William Hurt y Jeremy Irons.



Vamos con ‘Reina Cristina’. Mika Kaurismäki dirige esta historia sobre la enigmática reina Cristina de Suecia. Muerto su padre en la guerra, rechazada por su madre y criada en una Corte Luterana dominada por hombres, Cristina es revolucionaria, estudiosa, feminista, excéntrica y a veces se debate entre la pasión y la razón. Al final, deberá elegir entre su país, la memoria de su padre, su pueblo, su religión y su deseo de vivir ella como quiere. 



Seguimos con cine policiaco nórdico, ‘Redención (Los casos del departamento Q)’ parte del hallazgo de una botella lanzada al mar, recogida y olvidada en una comisaría de policía. En el interior hay un grito de ayuda escrito con sangre. Cuando el mensaje llega al Departamento Q, responsable de casos sin resolver, han pasado 8 años desde que fue escrito.



‘El incendio’ es una película argentina sobre Lucía y Marcelo, una pareja de treinta y tantos, que están a punto de entrar en el apartamento que acaban de comprar. Pero el retraso en la entrega de las llaves provocará que vivan una situación tensa e inesperada, con discusiones, dudas y desconfianza.



La que viene ahora habla también de sentimientos, es francesa, sale Vincent Cassel y se titula ‘Mi amor’. Cuenta la historia de una mujer que después de sufrir un grave accidente mientras esquiaba, ingresa en un centro de rehabilitación, donde empieza a rememorar su última historia de amor.



Terminamos con una película de la que ya habíamos hablado hace unos meses y que pospuso su estreno a este fin de semana. ‘The lady in the van’. Recordemos que cuenta una historia real, la de una mujer que aparcó temporalmente su furgoneta ante la casa del escritor Alan Bennet y al final tras quince años de vecindad nació una amistad. La veterana Maggie Smith es la dama de la furgoneta.



Estos son los 10 estrenos de 10, variados y para todos los gustos. Os dejo a continuación el enlace al repaso de novedades en formato podcast, por si alguien quiere escuchar más que ver.

viernes, 15 de abril de 2016

Vivir con dolor

Hace un par de días me tomé un ibuprofeno después de meses sin consumir. No es que sea muy aficionada a este antiinflamatorio, todo lo contrario. De hecho intento evitar la ingesta de medicamentos por sistema y sustituirlos por alternativas caseras cuando aparecen esas pequeñas molestias cuyas causas resultan fácilmente diagnosticables. En este caso era evidente que las interminables horas mal sentada ante el ordenador me habían agarrotado el cuello y los hombros, hasta el extremo de conducir la tensión de la zona hacia la cabeza. Estaba grogi y ni masajearme los núcleos duros ni girar la cabeza como la niña de ‘El Exorcista’ iba a servir de alivio, así que me rendí al Ibuprofeno. No tardé ni diez minutos en experimentar mejoría. Un poco de calor local terminó de arreglarme. Es impresionante la rapidez con que actúa este fármaco en mi organismo. Quizá también se deba a que, como mi torrente sanguíneo no está muy familiarizado con esta droga, me ‘sube’ más que al resto. Y diréis, pues con lo bien que asimila tu cuerpo este tipo de preparados, qué idiotez someterse voluntariamente a un sufrimiento cuando existen métodos químicos para combatir el dolor que se han probado efectivos y están al alcance de la mano. Pues por varias razones:

-Me da vértigo comprobar lo que unos pocos gramos de una sustancia son capaces de generar en mi persona.

-Nos estamos acostumbrando tanto a mitigar cualquier incomodidad que surja en nuestra vida  que un día vamos a dar un verdadero sentido a la expresión “ni siente ni padece”.

-El dolor alerta de que algo no va bien, así que habría que averiguar primero ese enigma y luego tratar de arreglarlo, no enmascararlo.

-Quienes somos de cuelgue rápido preferimos no sumar una nueva adicción a nuestra lista de dependencias.

-Y por último y principalmente, cada día un nuevo titular compite con el anterior a ver cual la tiene más larga… la lista de efectos secundarios, me refiero: Leo hoy que el omeprazol, que yo consideraba el gran protector frente a las agresiones del resto de medicinas, resulta que puede dañar el riñón;  el ibuprofeno puede aumentar el riesgo de infarto e ictus, además de fastidiarte el estómago; el paracetamol no alivia más nuestro dolor que un placebo y, en cambio, en dosis superiores a las recomendadas puede provocar sangrado intestinal; hay medicamentos como los hipertensivos que alteran el olfato y el gusto, y, por cerrar la eterna colección de contraindicaciones con algún elemento habitual en el botiquín, el jarabe, hay poca evidencia que demuestre que la codeína es un remedio efectivo para la tos, mientras que existen pacientes que han sufrido estreñimiento y confusión tras una ingesta poco adecuada.


Ya sé que muchos de estos riesgos se evitan simplemente tomando la dosis pautada en el interior del envase o prescrita por el profesional, pero leer los prospectos no es lo más indicado para los que bordeamos la hipocondría. Supongo que soy una afortunada. Hay quienes necesitan atiborrarse de pastillas para vivir. Yo, en cambio, puedo elegir si quiero o no soportar el dolor. 

jueves, 14 de abril de 2016

Wallapop, territorio comanche

La gente está fatal. Y la que uno se encuentra por internet, peor. Un buen termómetro para medir el equilibrio mental de las personas es su modo de proceder cuando interactúan virtualmente, en concreto en esas webs que surgen como plataforma de intercambio entre particulares para comprar y vender objetos de segunda mano. El padre de mis hijos es muy aficionado a darle una segunda oportunidad a las cosas que un día compró por capricho y que, pasado el tiempo, se confirma que resultaron ser una buena excusa para tirar el dinero. Se trata básicamente de material deportivo y no sé si esta particularidad tiene relación con el perfil siniestro de los usuarios interesados en estos productos, pero muchos son para echarse a correr si te los cruzaras en un callejón oscuro. Las mejores anécdotas se las ha proporcionado Wallapop, que se presenta con el lema "Gana dinero vendiendo aquello que no usas y encuentra oportunidades cerca de ti".


La última ‘experiencia paranormal’ sucedía hace un par de días. El producto en venta, unas raquetas de nieve. El precio, 90 euros. La protagonista, una mujer a la que, a pesar de que el anuncio dice bien claro que no se aceptan regateos, trató de conseguir las raquetas con descuento utilizando la frase “Te las compro por 80 euros si me incluyes el envío”. Mi marido, armado de ironía, contestó “Te imaginas que te digo que sí? XDDD”. A lo que ella contestó: “¿Y por qué no? Las cosas se pueden decir de muchas maneras. Te imaginas que voy a Madrid y te rompo los dientes? Te ibas a reír entonces de tu puta madre”. Literal.

Otra vez la discusión vino también por un regateo. El producto en aquella ocasión era una riñonera, la vendía a 25 euros y el tipo ofrecía 15. No quedando satisfecho con el primer, “no gracias, no estoy interesado en tu oferta”, siguió acosándole con mensajes que llegaban a través de la aplicación a altas horas de la madrugada. Afortunadamente el teléfono estaba silenciado y no nos despertaron las notificaciones. El comprador en potencia llegó a preguntarle cuánto le había costado la riñonera de la discordia, una cuestión totalmente fuera de lugar -pienso yo- cuando uno trata de cerrar un negocio por esta vía. Después de dar otro poco más la paliza, se confesó dispuesto a llegar a los 20 euros. Mi marido, que no está particularmente dotado con la virtud de la paciencia, le hizo saber que seguir perdiendo el tiempo regateándole 5 euros no tenía sentido. Eso desembocó en un diálogo de besugos para al final decirle “chatear contigo es una pérdida de tiempo y además transmites estrés de cojo…”. Pensaréis que ahí terminó la relación. Pues no. El tipo siguió enganchado al chat para terminar utilizando aquello de “Sé dónde vives, vecino. Quizá te guste más decírmelo a la cara”. Desde entonces cuando me cruzo con los residentes en mi urbanización solo veo sospechosos. 

Wallapop ha resultado ser todo un territorio comanche. Hemos tenido hasta una pareja que buscaba una cama compacta para su hijo y que llegó a venir a casa a comprobar la calidad del mueble. El marido estaba muy convencido, pero ella no hacía más que poner pegas. Nada le satisfacía. Llegué a invitarla a subirse a la cama para probarla, ante la cara horrorizada de mis hijos, pero ni con esas. Al final se hizo la hora de la cena y se fueron dejándonos como al principio.

Otra vez pusimos a la venta el arco de un violín que conservábamos desde que a mi hija se le antojó emular a Paganini –o a Ara Malikian, para los que son más jóvenes- y probamos a apuntarla a clases, por si resultaba ser una virtuosa y no estábamos potenciando todo su talento. Luego, cuando descubrió que el aprendizaje de un instrumento implica mucho esfuerzo, la niña se desinfló. Pues bien, un tipo se interesó por la pieza que nos recuerda este negro episodio y pactaron verse para formalizar la venta. Llegado al punto de encuentro le esperaba un profesor de la antigua Europa del este que trataba de pillar algo barato para un alumno y convirtió la cita en un mercado persa, hasta el punto de regatear de 12 a 5 euros. Al final mi marido se cansó de discutir y se volvió con el arco a casa. Ahí sigue, cogiendo polvo encima de los libros en la estantería. 

Soy muy partidaria de la compra-venta de segunda mano entre particulares, fomenta la sostenibilidad y ayuda a la economía doméstica, pero estas experiencias que vive mi chico no me estimulan a lanzarme al vacío. Y me dicen que esto no es nada. Que si quiero saber lo que se mueve por ahí, que mire esta web, Wallapuff, un homenaje a la fauna y flora que navega por wallapop. ¡Madre mía! Las cosas que se venden dan para otro capítulo.

martes, 12 de abril de 2016

La culpa la tenemos los padres #stopniñofobia

Parece ser que últimamente se ha levantado la veda y ya no está tan mal visto eso de declarar abiertamente que los niños molestan en los lugares públicos de ocio. Hace algunos meses era un restaurante en Roma el que plantificaba un cartel en su escaparate avisando que los pequeños monstruitos menores de 5 años no eran bienvenidos. Mucho antes, hace un lustro, y sin tener que salir de casa, había algunos locales en Bilbao que fueron noticia por mantener la misma política de empresa. Ahora ya se cuentan por decenas los establecimientos de restauración que entre sus normas incluyen la prohibición de renacuajos. En paralelo a esta tendencia, desde hace alrededor de un año se mantiene muy activo un movimiento denominado #stopniñofobia que reivindica el derecho de estos ciudadanos bajitos que son nuestros hijos a estar en los mismos lugares que el resto y a compartir los mismos placeres de la vida.


¿Que cómo hemos llegado a esta situación de niños sí/niños no? La culpa no la tienen los niños, la tienen los padres que les consienten, incapaces de llamarles la atención cuando están sacando los pies del tiesto. Vale que son niños y que quieren jugar, por eso lo apropiado es llevarles a lugares donde sí se piensa en ellos, donde está prevista esa ‘contingencia’ y existe una zona para el esparcimiento de los pequeñajos cuando terminan de comer, no a un restaurante donde la clientela busca disfrutar en agradable compañía de una comida deliciosa y tranquila mientras se escucha de fondo una elegante melodía chill out. Claro que este escenario idílico se puede venir abajo sin necesidad de la presencia de un niño travieso, basta con un comensal adulto, de esos ciertamente insoportables, gritones y maleducados, que hablan a voces por el móvil y que emiten risotadas cuando ya van por la segunda botella de vino.

Yo he sido muy de llevar a mis hijos a todas partes conmigo desde bien pequeños. Hasta hace poco, cuando salíamos a comer por ahí, elegíamos el sitio pensando en ellos: que tuviera un parque cerca, que fuera familiar, que no hubiera copas de cristal de Bohemia sobre un mantel de hilo... Ahora que bordean la preadolescencia, decidimos en función de que el menú no se dispare en precio y abarque los gustos de todos. No recuerdo haber tenido que llamarles la atención nunca por dar la nota en un restaurante y, en todo caso, de haber pasado, habría cortado de raíz cualquier amago de sublevación. Como mucho quizá alguna vez derramaron un vaso de agua, pero yo también. Probablemente haya sido y siga siendo una madre pesada y aguafiestas, pero no me avergüenzo de haberles repetido a mis hijos hasta la extenuación que utilicen las expresiones ‘por favor’ y ‘gracias’, que pidan permiso antes de lanzarse a devorar un aperitivo en una mesa de adultos y que, en definitiva, sepan comportarse en cualquier situación. Y creo que a fuerza de ser machacona, algo de poso les ha debido quedar, aunque se les olvide cuando se mezclan con otros niños y ven que el mundo real no es como el que se empeña en pintarles su mamá. 

Resumiendo… Con un niño bien educado se puede entrar en cualquier sitio, pero -admitámoslo- llevar a un restaurante chic a un niño movido, al que eres incapaz de controlar y al que no sabes o no quieres reprender, primero es una tortura para la criatura; luego, una molestia para los clientes que te rodean; y, por último, un crimen para el que paga por degustar platos deconstruidos y termina pidiéndole al chef nuggets y patatas fritas para el niño. Yo, desde luego, nunca lo haría. Así que tampoco me molestaría ver un cartel en un restaurante prohibiendo la entrada a mis hijos. Perderían cuatro clientes, pero para algo existe aquello del reservado el derecho de admisión

Si a pesar de todo hay padres que libremente eligen la opción de martirizar a sus hijos y a quienes les rodean, les sugiero que traten de mitigar las molestias enchufándoles a las criaturas durante el almuerzo unos dibujos animados en la tablet, aunque dé pena verlos. Eso sí, que no sea a todo volumen, por favor.

lunes, 11 de abril de 2016

Yo no desperdicio

De vez en cuando surgen iniciativas que vale la pena destacar y que me hacen mantener la fe en el ser humano. Veo que existe una web que se llama Yo no desperdicio. La ha creado Prosalus, una organización no gubernamental de cooperación al desarrollo (ONGD) cuya misión es promover el respeto, protección y garantía de los derechos humanos a la alimentación, a la salud y al agua y saneamiento.


Partiendo del dato de que, según la FAO, un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o se desperdicia en todo el mundo, lo que equivale a cerca de 1.300 millones de toneladas al año tiradas a la basura, esta organización ha pensado que la mejor manera de combatir esa vergonzosa tendencia es ponernos de acuerdo y, en vez de tirar, compartir. Así, a través de su web, uno se registra y a modo de red social va indicando qué tipo de productos puede compartir o donar a otros, siempre en fecha apta para el consumo. Es decir, que antes de tirar aquello que no se va a consumir deberíamos pensar que nuestros excedentes pueden ser necesarios en otras casas. Y ahí es donde Prosalus, a través de esta web que también tiene su propia app, conecta a unos y otros.

La web incluye recetas y trucos para aprovechar los alimentos y da cuenta de otras iniciativas con similar propósito para ver si, a base de crear una red o cadena de favores, conseguimos no solo alimentar a gente que atraviesa un mal momento, sino frenar el desperdicio de alimentos y, por extensión, el cambio climático, porque al final todo está conectado.

sábado, 9 de abril de 2016

El cine de estreno en la semana de Almodóvar

Hoy arrancamos el repaso de las películas que llegan esta semana a las pantallas con cine español, comenzando por el autor más genuino: Pedro Almodóvar, también de actualidad estos días y no precisamente por este estreno. Hablamos de ‘Julieta’, la última película del manchego que vuelve a contar una historia de mujeres, amor, abandono y dolor. Las primeras críticas no han sido muy generosas con él, pero mejor ver la película para poder juzgar. Emma Suárez y Adriana Ugarte encabezan un nutrido reparto de caras conocidas del cine español.


‘Lobos sucios’ es otro título made in Spain. Dirigida por Simón Casal y protagonizada por Marian Alvarez y Manuela Vellés, la película está ambientada en Galicia, en 1944. Los espías aliados tratan de robar wolframio en una mina explotada por los nazis donde trabaja la protagonista, que aceptará colaborar en el plan para poder curar a su hija enferma. Una historia de supervivencia, espionaje y amor en medio de una atmósfera mágica.


‘Madrid, above the moon’, de Miguel Santesmases, es el tercer título español que se estrena esta semana. El argumento nos presenta a Ernesto, que tiene la costumbre de fotografiar turistas por las calles de Madrid. Así conoce a Susan. Parece extranjera y turista.


Entre las grandes superproducciones tenemos ‘Objetivo: Londres’. Gerard ButlerMorgan FreemanAaron Eckhart protagonizan  esta secuela de ‘Objetivo: La Casa Blanca’. Ahora la acción transcurre en Londres, donde el Primer Ministro Británico ha fallecido en misteriosas circunstancias. Su funeral se convierte en un complot mortal para acabar con los líderes más poderosos del mundo, a no ser que lo remedien el Presidente de los Estados Unidos, su Jefe del Servicio Secreto y una agente del MI-6 que no confía en nadie.


De una secuela a una precuela. ‘Las crónicas de Blancanieves. El cazador y la reina del hielo’  plantea una historia anterior a ‘Blancanieves y la leyenda del cazador’, es decir, mucho antes de que Ravenna fuera vencida por Blancanieves, la malvada reina se entretiene en formar una legión de cazadores a los que se les impone la regla de desterrar el amor de sus corazones. Un día descubre que dos de ellos han incumplido la orden.


Tenemos dos títulos franceses: ‘El Novato’, sobre un adolescente que llega nuevo a un instituto y ve cómo la pandilla de chavales enrollados no le hacen fácil la integración. Solo le ayudan los marginados y una chica sueca guapísima que habla poco francés.


El otro título galo es ‘El juez’, de Christian Vincent. una historia sobre el reencuentro entre el implacable presidente de un tribunal penal y la mujer de la que estuvo secretamente enamorado y que ahora forma parte de un jurado popular. La actriz que interpreta este papel es Sidse Babett Knudsen, la protagonista de la famosa serie danesa 'Borgen' que todo el mundo menciona al hablar de los pactos de gobierno.


‘La invitación’ es un thriller de terror que cuenta la historia de una pareja cuya relación se truncó a raíz de la muerte de su hijo en extrañas circunstancias. Años después se reencuentran convertidos aparentemente en personas diferentes. Mejor película en el festival de terror de Sitges.


Terminamos con ‘Efraín’. Adopta en su título el nombre del protagonista, un niño etíope de nueve años que al fallecer su madre y marchar su padre a trabajar a la ciudad, deberá trasladarse con su mascota –un cordero- a vivir en casa de unos parientes. Todo va bien hasta que alguien sugiere sacrificar al animal para comérselo.


Hasta aquí los estrenos más destacados. Espero que haya alguno que os apetezca ver este fin de semana. Como siempre podéis escuchar este mismo repaso en el podcast que aparece a continuación.